La ansiedad es una reacción humana natural que afecta a la mente y al cuerpo. Tiene una importante función básica de supervivencia: la ansiedad es un sistema de alarma que se activa cuando una persona percibe un peligro o una amenaza.
Entre sus muchos síntomas, los más frecuentes son:
- Sensación de nerviosismo, agitación o tensión.
- Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe.
- Aumento del ritmo cardíaco.
- Respiración acelerada (hiperventilación)
- Sudoración.
- Temblores.
- Sensación de debilidad o cansancio.
Cuando se trabaja en sesión, es importante detectar qué es lo que hace que aparezca la ansiedad, en ocasiones, la ansiedad se dispara en situaciones muy concretas, en ciertos lugares o hasta con ciertos objetos o animales…llegando así a desencadenar en una fobia.
En otras ocasiones, se debe a un cambio en nuestra vida, algo nuevo que ha ocurrido y conlleva un trastorno de adaptación.
Pero, es en muchas ocasiones, las que la ansiedad aparece en mi vida de una forma podríamos llamar “espontánea”, sin que parezca que haya habido algún cambio brusco en mi vida. Este tipo de ansiedad, conlleva un gran sufrimiento para la persona porque no entiende por qué le está ocurriendo eso a ella. Pero por suerte, este tipo de ansiedad sirve para una “despertar” en la persona, un “darse cuenta” de que cosas, situaciones, incluso características de su propia personalidad …han desatado esa ansiedad. Bien trabajada, puede llevar a un desarrollo personal de la propia persona, pues se pondrá manos a la obra para realizar los cambios que necesita para que su vida mejore.
¡ Si algo está claro en las crisis de ansiedad, es que si se saben trabajar, la persona saldrá más fuerte y más feliz que cuando la ansiedad apareció en su vida!